viernes, 23 de septiembre de 2011

Descargo emocional.

Recuerdo que de chico siempre tuve "empleadas" en mi casa, al menos así le llamabamos a mujeres a las cuales mi madre les pagaba para que limpien la casa y nos cuiden, aunque el mayor trabajo que debían soportar era siempre el de convivir en una familia como la nuestra, aunque por supuesto que eso nunca era remunerado como debería, trabajo insalubre.
De cierta forma siempre sentí una inclinación a acercarme a éstas personas con las que convivía todos los días y a quienes el resto de la familia parecía crearles una barrera, nunca entendí, de hecho, muy bien cómo podían ser de la familia pero a la vez no ser. Esas diferencias, no las entendía y quería con todas mis fuerzas que no existieran.

Ya tenía como trecce o catorce años cuando en uno de mis viajes a Pico, mi cuidad natal en la provincia de La Pampa, pedía a mi abuela que me ayude a estudiar. Iba a estar sólo por el fin de semana y el lunes por la mañana tenía una prueba muy importante de Formación Ética y Ciudadana. A pesar de lo esporádico de mis viajes a visitar a mis abuelos, ese fin de semana tuve que estar todo el tiempo estudiando, y si bien en el momento me sentí un poco triste por no poder aprovechar esos momentos de otra manera, con el tiempo esas memorias se convirtieron en algo muy importante en mi vida. El tema que debía estudiar era Perón. Mi abuela Aglae, fue radical de escencia toda su vida y trabajo con el partido hasta sus últimos días. Sin embargo aquellas tardes me habló de Perón y a pesar de su afición partidaria opositora, no pudo evitar tener que enseñar el Estado Justicialista que planteaba Perón y su Justicia Social, recuerdo haber quedado maravillado ante la idea de que el Estado pudiese proveer de tantas cosas al pueblo y así lograr el equilibrio y la igualdad, y si bien eran ideas muy básicas en ese momento, considero que fue el puntapié inicial en algo que se accionó en mi cabeza y nunca lo pude detener. Más allá de las ideas políticas que haya tomado yo más adelante en mi vida, aquel momento me marcó.

Estaba en mi auge "bolchevique" cuando vivía en Bariloche y si bien no entendía bien en ese momento lo que era el comunismo, y nunca había leído a Marx, me declaraba un comunista a muerte, al punto que llegué a crear mi propio partido político en la escuela para un trabajo de alguna materia, no recuerdo bien cual, pero en una clase que nos hicieron parar a todos al frente y le preguntaron a un compañero como se llamaba nuestro grupo el dijo muy orgulloso "Partido Comunista" entonces la profesora sonriendo le preguntó a todo el grupo por qué se llamaba de esa manera y todos con verguenza bajaron la cabeza y me señalaron diciendo al unísono "no se, preguntele a Maxi". En esa época tengo también un recuerdo que me definió mucho, estaba discutiendo con mi mamá en la mesa del living y mientras afuera nevaba y todos iban al Cerro Catedral a esquiar yo con los ojos llenos de lágrimas le planteaba por qué me parecía que el sistema era una "mierda" y cuán vacía me parecía la vida que tendría de seguir el camino que me estaba destinado. "Termino el secundario y ¿Después qué? Voy a la universidad, tengo un trabajo y armo una familia y vivo para comprar cosas y listo, eso es todo. Trabajar muchas horas y ahorrar para alguna vez comprar algo, y ¡Qué difícil es comprar una casa o un auto! Eso no es lo que quiero, quiero cambiar todo." Le decía gritando y casi sollozando a lo que ella muy enojada me respondió unas palabras que nunca me voy a olvidar "Maxi, no podés cambiar el mundo."

Hacía un año que había terminado el secundario y recordaba con anhelo todas las veces que habíamos planeado el "gran viaje a dedo" en algún momento fue Ushuaia, en algún momento fue Jujuy y hasta llegó a ser Porto Alegre, lo cierto es que nunca nos habíamos lanzado más lejos que Cerro Colorado con mi gran amigo de ruta y de vida Emmanuel Reinoso. El verano había llegado y empezaban a irse todos de vacaciones, uno o dos días después de año nuevo, en un barcito con mesas afueras mientras tomabamos algo con mi mamá, comenzamos a hablar de nuestras vacaciones de Las Grutas y en eso estabamos, cuando se me ocurrió plantearle "Con la misma plata que gastarías en mí para un viaje a Las Grutas, yo puedo recorrer mucho más, dame esa plata y me voy hasta el Calafate a dedo". Tres o cuatro días más tarde estaba en Mendoza, cerca de San Rafael esperando por algún alma caritativa que me ayude a hacer aquel dificilísimo tramo de la Ruta 40. Cerca de Esquel me había agarrado la noche en la ruta por lo que me dirigí a una estación de servicio para preguntarle a los viajantes que ahí se detuviesen si alguno sería tan amable de llevarme hasta Bariloche, lamentablemente no logré mi cometido, pero conocí al playero, no recuerdo su nombre, pero si recuerdo su historia; el chico tenía dos años más que yo pero ya estaba casado y tenía dos trabajos de ocho horas cada uno, el de la estación de servicio y el otro recogiendo las bolsas con el camión de la basura. Me contó que gracias a sus dos trabajos ya se había comprado una moto y estaba construyendo él mismo y de a poco su casa. Claramente la imagen de aquel momento se dibuja en mi cabeza, en aquella pequeña cabina con una estufa y un frío polar, el orgullo del chico en sus ojos y la humildad. El cansancio, me dijo, a veces le daba ganas de dejar todo pero las fuerzas y las ganas de salir adelante que tenía en su espíritu permitía que en ese momento se infle el pecho de orgullo y me cuente cómo se ganaba la vida, porque realmente se la ganaba. Cerca de aquella cabinita había una casa y me dijo que la puerta estaba abierta porque el patrón había perdido la llave, esa noche la pasé ahí dentro escuchando cómo los amigos de éste chico tocaban con guitarras y bombos canciones de folklore en el living de aquella casita, y mientras tanto pensaba cuánto me gustaría que las cosas pudieran ser más fáciles para gente como él.

Hoy pienso que soy un raro, que estoy loco, que estoy mal. Tengo ganas de cambiar todo, pero no puedo cambiar nada. Me enojan las cosas que veo mal, pero no hago nada para cambiarlas. Mucha gente se siente muy orgullosa de aportar su granito de arena, pero yo creo que aportar un granito de arena es egoísta, es esperar que por su cuenta todo el mundo comienza a aportar sus propios granos, porque realmente nunca vamos a llenar la playa de otra manera. Creo que el pensamiento de "todo está cambiando de a poco" "yo me uní a XXXXX (agregar la ONG, partido político o asociación que le plazca) y estamos ayudando a todo un barrio" "con mi XXXXX le fuimos a llevar comida a los chicos de una escuelita rural", considero esos pensamientos como egoístas porque creo que llenan su necesidad personal de hacer algo y realmente ayudar a unos cuantos niños, familias, bosques o ballenas, pero realmente eso no cambia nada porque se estan reproduciendo por millares los niños desnutridos, las familias destruidas, los bosques talados y las ballenas asesinadas. Y no critíco, ni digo que está mal que sacien su sed de movilizarse por algo, sólo creo que el sistema actual produce eso. El sistema crea la enfermedad y para los que se den cuenta de que esta enfermedad existe, el sistema crea el placebo, así un tipo sentado en el sillón de su casa tomando un vino ve programas como "La Liga" dónde muestras como niños se mueren de hambre, el programa termina y el tipo apaga el televisor y se queda con la sensación de lástima y se siente parte de la realidad del niño, pero se va a dormir y al otro día su vida sigue normalmente. Sació su necesidad de cooperación con la sociedad, pero realmente no hizo nada. 

Me dicen que Finlandia es un país que demuestra que el capitalismo, cuando sabe como emplearse, puede funcionar perfectamente. MIERDA digo yo, yo creo que Finlandia y todos los países de Europa tienen lo que les falta al resto del mundo. Si yo quiero venir a trabajar acá me ponen diezmil trabas y a la vez tengo que escuchar como sienten tanta lástima de la pobreza que hay en todos los países tercermundistas, les encanta opinar lo que la televisión les dice que opinen. Pero si a un finlandés se le ocurre poner Botnia en Uruguay o Nokia en Ushuaia nosotros les damos mano de obra y encima barata. Esa es la globalización de mierda en la que vivimos. Finlandia junto al resto de los países de Europa se apoyaron entre sí para crecer mientras las raíces de sus emprezas langostas iban comiendose países tercermundistas y generando sus excelente estilos de vida gracias a la mano de obra barata y las consumisiones de los países que ellos insisten en llamar "en vías de desarrollo". ¿Y los países europeos qué? ¿Están desarrollados? Un país desarrollado está terminado o completo, es decir ya no puede seguir creciendo ni desarrollándose. Mmmmm.
También resulta que les dan permisos de estadía a "refugiados" de las guerras de Iraq y Afganistán, no entiendo ¿Cómo es eso? Voy y te destruyo tu casa, pero no te preocupes, podes venir a vivir a la mía que es mejor y más cómoda. MIERDA digo yo, yo quiero vivir en dónde a mí se me ocurra, la Tierra es grande y rica y ningún ser humano puede decidir dónde voy a vivir o dónde puedo o no quedarme. 

Yo si puedo quedarme acá. Y sí, acá es todo muy fácil. Y sí probablemente vaya a conseguir un trabajo. Y si tengo la posibilidad de tener una "gran vida" y "crecer". Pero, ¿A costa de qué?
Quizas si esté muy loco, o sea un pendejo que no entiende nada de la vida, pero me cae para el culo la facilidad que tienen para acceder a cualquier bien de consumo por lo que gastan muchísimo dinero (que para ellos no lo es) mientras en Argentina (y en todos los países tercermundistas) hay que romperse el orto para ganarse las cosas y NO digo que esté mal trabajar duro NI digo que esté mal que aquí tengan las cosas fácil, sólo que realmente me gustaría que TODOS tengan que trabajar duro y TODOS puedan tener acceso a todo. 

Imagino un mundo dónde la televisión sea para un entretenimiento sano e informativo. Imagino un mundo dónde cualquier país de Africa, Asia o Sudamérica pueda tener al total de sus niños en escuelas de primera tecnología. Imagino un mundo dónde viajar de una punta a la otra, sea fácil, barato y rápido. Imagino un mundo dónde cualquier persona en cualquier parte del planeta pueda tener acceso a las últimas cosas de moda, pero que eso no sea lo importante, sino las metas de su vida sean lo que se lleven el cien por ciento de su líbido. Imagino un mundo dónde las musulmanas y las gordas sean hermosas y no se juzgue por el modelo "Barbie". Imagino un mundo dónde el cuidado de la Madre Tierra sea fundamental y trascendental en la vida de sus habitantes. Imagino un mundo sin guerras. Imagino un mundo dónde los problemas sean cosas cotidianas y pequeñas. Creo que es posible, los recursos están sólo hay que distribuirlos. Por las buenas o por las malas.

Como dijo alguna vez un Subcomandante amigo "Para todos, todo"




Maxi "Pampa" Fernández

1 comentario:

  1. Hola Maxi, cómo estás? Espero que muy bien. Llegué a tu sitio buscando información sobre la educación en Finlandia y al final, creo, es lo que menos alcancé a leer! Muy interesante todo lo que planteás aquí, disfruté cada comentario sobre política internacional. Considero que estamos muy cerca en cuanto a pensamiento, tenemos una visión parecida del mundo y la gente. Si algún día tenés un minuto libre sería genial compartir algunos razonamientos, y de paso me hablás un poco sobre la formación de los ciudadanos finlandeses (tengo entendido que el término finés es más étnico que abarcativo, lo dejo como duda!). Que lo pases genial, mis mejores deseos. Nicolás.
    PD: Mi mail es scardetta.lacassagne@gmail.com

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