domingo, 24 de abril de 2011

Top 5

Cuando dejé el diario de viaje, me sentí medio mal por algunas cosas que me hubiera gustado contar y no encontraba el contexto dónde encajarlas. Quizás no me estoy expresando bien, pero no se hacerlo mejor. La cosa es que ahí va unos Top 5 del viaje:

Top 5 Mejores Momentos:

5.- Muy difícil decisión, pero creo que en el 5to puesto, si es que los increíbles momentos vividos en éste viaje pueden ser rankeados, voy a poner Beto Carrero World. Un parque temático inmenso, dónde tuvimos la oportunidad de estar dos días y la verdad que los disfrutamos a full. Con espectáculos increibles, shows de autos que hacen cosas muy locas, obras de teatro, circo, montañas rusas muy buenas (aunque mi super montaña rusa fue en el Parque de la Cosa, dónde me subí a una de esas que te dan muchas vueltas y te ponen los pies para arriba y me la re banqué). También está dividido por secciones, con temas y durante todo el parque hay una muy buena ambientación y muchos muñecos muy bien hechos. Fotos a lo loco.
Para ser sincero podría estar todo el día hablando de este lugar, porque realmente dos días enteros ahí dentro no alcanzan. Pero creo que la idea mas o menos está, totalmente recomendado para que el que esté cerca de Camboriú o por ahí.

Vairoleto y Billy the Kid


4.-En cuarto lugar pero no menos ni más importante que ninguno, quiero hacer mención a todos nuestros amigos de CouchSurfing que nos ayudaron durante el viaje, y ahora parezco una quinceañera con las velitas.
Pero sinceramente muy agradecido a Alfredo, Luciano (y su familia), Luiz (o Renato), Julián y Carol.
También muy agradecidos a todos los que nos ayudaron con sus vehículos a avanzar un poquito o mucho en nuestro camino, no recuerdo nombres en este momento, pero recuerdo corazones. Todos ellos hicieron de este viaje un gran momento.








3.- Buenos Aires en general fue una gran ciudad. Los dos nos quedamos extrañando mucho Buenos Aires y con muchas ganas de volver. No estoy seguro de como describir lo que siento por esa ciudad, pero tiene algo especial que me hace recordarla con mucha alegría. Quizás sea la muchedumbre cultural que hay como arroz en China. Teatros, Cines, Exposiciones, Artistas callejeros, etc. Mucha cultura y arte. Me quedo con la idea de que vimos el 0,01 por ciento de lo que tiene para dar nuestra capital. Caminando por los Bosques de Palermo, recorriendo edificios históricos, yendo a parques temáticos, andando en transporte público o simplemente mirando por la terraza del hostel a la ciudad pasar. Buenos Aires queda como uno de los recuerdos más felices del viaje.

Símbolo histórico.

2.-Cómo ya le dediqué un post completo no me voy a extender mucho. En éste puesto me parece que van las favelas, para mí uno de los mejores lugares del viaje. Uno de los mejores momentos. La pasé muy bien estando ahí y me sentí "muy que no me importaba nada, libre" que es exactamente el sentimiento que salí a buscar cuando armé la mochila. 




1.-Y por último, el mejor momento, en mi opinión personal y entendiendo que el viaje en general es realmente el mejor momento.
Ilha Cartaguás en Angra dos Reis, estado de Rio de Janeiro.

Una muy pequeña isla que a unos 20 minutos en barco desde Angra dos Reis, dónde (al igual que en toda Angra) el agua es increíblemente transparente. La arena increíblemente blanca y los peces increíblemente hermosos. Imposible explicar la sensación de estar en el paraíso que te genera cuando te encontrás ahí. Es lo más cercano que ví a creer que estaba soñando (A los Bulls todavía les falta). Sobran totalmente las palabras.  Y doy mil veces gracias a Dios por la naturaleza hermosa que nos dio. Realmente y en lo más profundo de mi corazón deseo que todos alguna vez puedan ver lo que yo vi ahí.






Ahora siguiendo con la teoría del Ying y el Yang pero recalcando que incluso los malos momentos fueron parte de la aventura y contribuyeron a la experiencia inigualable de este viaje:


Top 5 Peores Momentos:



5.-Porto Alegre. No tenemos fotos porque nos pareció una ciudad tan peligrosa que ni nos animamos a sacar la cámara. Llegamos ahí a dedo y a penas llegamos se le rompió la mochila a Rosita, ahí tuvimos nuestra primera señal de que no la ibamos a pasar bien en esa ciudad. Arribamos a las afueras de la ciudad a las cuatro de la tarde con la premisa que Luiz en su casa sólo estaba después de las 20Hs. Así tuvimos que arreglarnos para tomar un Metro con la mochila rota a cuestas y un montón de gente apretujada y una vez en el centro, no sólo hacer tiempo y ver como se oscurecía todo a nuestro alrededor sino también averiguar cómo llegar a la casa de Luiz que vivía en la otra punta de la ciudad. Porto Alegre es sin duda una ciudad muy sucia, y se ve muy peligrosa. No paraba de llover y nos inquietaba ver que todas las casas y edificios, incluso en los más altos pisos, tenían alambrados de púa electrificados y más sistemas de seguridad que la cárcel de St. Anger. Gracias a Díos encontramos un chofer de colectivo muy amable que nos llevó a la parada de un colectivo que el creía que iba a nuestra dirección, ahí el colectivero que no conocía la dirección, se bajó y llamó por telefono, vaya a saber uno a quién, para averiguar dónde era. Luego de cinco o diez minutos discutiendo, con el colectivo parado e intentando averiguar dónde era que ibamos nosotros, uno de los pasajeros se acercó y con su celular GPS encontró la dirección y nos supo indicar, ya que otra vez gracias a Dios, este señor hablaba portugués, español e ingles. ¿Cuándo en Córdoba van a tener diez minutos parado un colectivo o gastar en una llamada para ayudar a alguien?


4.-En general en este puesto va la fuckin' lluvia que nos siguió desde que dejamos Punta del Diablo hasta el segundo día en Florioanópolis. Bastante tiempo sin ver el sol. Tanto así que le sacábamos fotos a los pequeños claros celestes cada vez que podíamos salir. De esta manera nos perdímos Torres por completo. Y nos re empapamos cuando llegamos a Florianópolis y tuvimos que subir la calle mas empinada que vi en mi vida para llegar a la casa de Julián. En un momento teníamos todo mojado. Muy mojado. Y temimos mucho por los elementos electrónicos. A ésto quiero sumarle mi preciada compu que me dejó a pata a la mitad del viaje, primero se le rompió la placa de red y despues de una semana que pudimos solucionarlo se le rompe el cargador. Estas dos cosas juntas fueron molestias que nos acompañaron durante algunos días y si bien no afectaron en nada nuestra posiblidad de disfrutar de la vida cuando miramos para atrás fueron realmente muy molestas.




3.- De Punta del Este a Punta del Diablo, ibamos con la compu que no reconocía internet en ningún lado. Como pudimos enviamos un mail a Raisa nuestro Couch que supuestamente nos esperaba en Punta del Diablo. Luego de tres dedos conseguimos llegar allá al rededor de las 19Hs, cuando ya era de noche. El pueblito con calles sólo de tierra y menos servicios Crese, nos daba la sensación en principio que nos iba a complicar la estadía. Luego de buscar, preguntar y caminar unas cuadras encontramos un ciber, dónde tuvimos que esperar unos 45 minutos por una máquina para ver si Raisa nos había respondido. Luego de la interminable espera, en nuestro mail no había notificación de nuestra amiga y no teníamos ni teléfono ni dirección. Por suerte, antes de bajarnos del auto de los dos chicos que nos llevaron hasta Punta del Diablo, ellos nos dejaron su teléfono para que los llamemos si necesitabamos algo, con la premisa de que no nos dejarían dormir en la calle. Medio cabreados por la situación y la falta de respeto de Raisa nos dirigimos peleando contra un insoportable viento hasta una comisaría para preguntar si podíamos llamar a los chicos que nos habían llevado. Pero la policía muy amablemente nos dijo que no podíamos hacer llamadas a celulares, pero en el supermercado de al lado podíamos conseguir tarjeta para los dos telefonos públicos que había en el pueblo. Fuimos al super. Compramos la tarjeta. Luego de varios intentos concluímos que ninguno de los telefonos funcionaba. Estabamos jodidos.
Decidimos como ultimo recurso, ya que era tarde y se estaba poniendo frío ir a buscar un hostel. Siguiendo algunos carteles y subiendo un par de lomadas encontramos el hostel, dónde nos ofrecían una habitación sin luz por un precio que no recuerdo bien en este momento, pero era bastante alto. Bueno, no teníamos opción. Vamos a pagar, ¿Aceptan Visa? No. No tenemos efectivo, ¿Un banco por acá? Sí! acá en el Chuy, mañana te podés tomar un colectivo. No teníamos ni para el colectivo! Estabamos jodidos.
Así salimos del hostel y caminamos sin rumbo, peleando contra el viento, sin ideas. Jodidos.
Luego de debatir y debatir que hacer, me acordé que en el ciber el chico le explicaba a un señor dónde había un cajero automático en Punta del Diablo. Sin estar muy seguros de a dónde ibamos intentamos encontrarlo. Preguntamos mil veces y de repente, cuando llevabamos un buen rato caminando y creíamos que estabamos en el horno. Una luz en el medio de una colina, llegamos y había como una gran caja de cristal iluminada a unos 10 metros por un pasillo que se armaba entre dos casas. Un cajero automático! Conseguimos dinero, cabaña (Si, cabaña) mucho más barata que el hostel y la pasamos muy bien.


2.-Cuando íbamos a salir de Porto Alegre, teniendo en cuenta que ya veníamos medio molestos por la ciudad, la lluvia y la compu, Luiz nos llevó hasta la ruta para hacer dedo hasta Torres. Al salir a la ruta nos encontramos con una super autopita dónde el más despacio no bajaba de los 140Km/H. Luego de un largo rato en la ruta conseguimos que pare un auto que muy amablemente nos explica que está aprendiendo a manejar. Nuestras caras de felicidad y alivio se desdibujaron de inmediato, luego el señor me pregunto que si no tenía carnet de conducir yo, que no le servía. Le cerré la puerta y a hacer dedo de vuelta. Otro largo rato hasta que un gol se detuvo. Corrimos unos 15 metros con las mochilas pero muy aliviados de poder salir de ese estanque. Un par de chicos que nos ayudaron a poner las mochilas en el baúl. Una vez adentro la charla con ellos fue reducida. Luego de unos 15 o 20 Km. Mientras con Rosa no salíamos de la felicidad de haber conseguido un dedo, ellos detienen el auto en la banquina, a unos 2 o 3 Km del peaje y nos dicen algo, en principio no entendemos, pero el lenguaje corporal sirvió para que se me acelere el corazón. Después nos indican que quieren plata. Les explico que no tenemos, de otra manera no estaríamos haciendo dedo. Se bajaron nos abrieron la puerta y nos tiraron las mochilas. "Disculpa" Fue lo último que nos dijo el imbécil.
Estábamos en la misma horrible autopista y con la seguridad de que no saldríamos de ahí en mucho tiempo, decidimos caminar hasta el peaje y hacer dedo en dirección contraria. Es decir, volver a Porto Alegre y tomar un colectivo hasta Torres. Fácil media hora esperando. Muy cabreados hasta que un camión muy amable se detuvo y nos indicó que nos podría dejar cerca de una de las entradas de Porto Alegre, lo que sería lejos de la Terminal de colectivos, y que no sabía si conseguiríamos un colectivo urbano que nos lleve hasta allí. Mejor que nada. Nos subimos y a los diez minutos estábamos cruzando la ruta hacia una parada de colectivos urbanos que nos llevaron hasta la estación Terminal. Esa misma tarde estábamos en Torres.


1.-Sin ningún lugar a dudas éste fue el peor momento del viaje. Salimos de Torres y tomamos un colectivo hasta la ruta. Luego de caminar un poco encontramos un control de camiones, que nos cayó al pelo. Debido a que estaban siendo controlados los camioneros no nos podíamos acercar a hablarles, pero si aprovechamos para pararnos un poco mas adelante sobre un puente y ahí hacer dedo. No pasó mucho tiempo hasta que un camión paró. Todo rojo y negro, la verdad que la primera impresión asustaba. Luego, a pesar de que no nos pudímos comunicar mucho por la barrera linguística, el camionero resulto ser muy bueno, su camión iba lento para lo que son las velocidades brasileras, pero no nos importaba, íbamos seguro. Después de un par de horas paramos para comer unos sadwiches de salame y queso casero que nos ofreció el señor y aprovechamos para estirar las patas. Nos contó que el camión era su vida y siempre quiso ser camionero. Desde chico y no estaba para nada cansado, cómo se suele escuchar a muchos otros camioneros decir sobre su profesión. Seguimos viaje. Se hizo de noche y se largó a llover torrencialmente, pasamos todo el día en el vehículo. Al rededor de las 19Hs paramos en un puesto dónde estaba lleno de camiones estacionados como tetris y ahí compramos una coca, como para hacer algo mientras el tomaba un café. Seguímos viaje, ya muy cerca de Florianópolis nos prestó su celular para llamar a Julián y quedamos en que cuando lleguemos a Floripa teníamos que ir a la Ciudad Universitaria y ahí contactarnos con él para que nos indicase como llegar a su casa. Mientras seguía lloviendo, con Rosa ya teníamos la cabeza en Floripa, una ducha y a la cama. Las rutas estaban mojadas y había reparaciones a lo largo de todo el trayecto. En un momento un Fiat Uno sobrepasó al camión y el camionero se tiró a la derecha para evitar la coalición. A unos 80 Km/h todas las ruedas derechas del camión cayeron sobre una banquina de tierra que estaba unos 50 cm por debajo de la ruta. El camión empezó a patinar y con un muro de piedra inmenso a la derecha y una gran chorrera de autos a la izquierda, no había para dónde salir. En ese momento puse mi cabeza en frío y sólo pensaba en cómo evitar lo mayor posible que nos dañemos Rosa y yo en cualquiera de las situaciones en las que podía desenlazar esto. De repente un volantazo a la izquierda en un intento desesperado por volver a la ruta y toda la cabina del camión se cruzó por completo yendo a impactar contra los arboles de la izquierda. Gracias a Dios los autos que venían de frente se lo vieron venir y frenaron antes. De todas formas, cuando la cabina se cruzó el acoplado se soltó y la impactó cuando ésta frenó. Todo ocurrió muy rápido y en la inmensa cabina del camión, la situación asusta el doble. Con esos vidrios gigantes y viendo todo tan pequeño abajo. En el segundo que pasó todo tomé a Rosa y la abracé intentando cubrir el golpe cuando la cabina gire para caer de costado. Por suerte ésto no ocurrió y la cabina quedó estable, y aunque el impacto del acoplado fue muy fuerte las puertas no se trabaron y pudimos abrirlas rápido para salir. Afuera comprobamos que el camión estaba doblado en dos, cortando toda la ruta. Y mientras llovía torrencialmente nos encontramos en una situación que jamás nos hubieramos imaginado. Una cola larguísima de autos de los dos lados intentando pasar y nosotros parados bajo la lluvia en el medio de todo eso. Un auto que se detuvo en frente había logrado pasar justo cuando el camión pegó el volantazo y el hombre se bajó para ver cómo estaba todo. Le explicamos que estabamos jodidos y necesitabamos ir a Floripa, nos dijo que era de Floripa y que nos podía llevar. Nos contó que era un arquitecto y que la gente de Brasil son muy amables, y por eso, bajo la torrencial lluvia, el fue muy amable y nos llevó hasta cinco cuadras de dónde podíamos tomar el colectivo urbano para ir a la Ciudad Universitaria. Ése fue nuestro último viaje a dedo.


P.D.: Este Top 5 de los Peores Momentos está sujeto a ser modificado, ya que cuando hicimos dedo en el Chuy para entrar a Brasil, nadie en la aduana nos paró para sellarnos los pasaportes y mañana tenemos que cruzar la frontera para ir a las Cataratas del lado Argentino. 

Saludos!


Maxi "Pampa" Fernández

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