viernes, 8 de abril de 2011

¿Qué es vivir?

Y este Blog que empezó siendo mi forma de descargar algunas cosas que no le puedo decir a alguna gente que nunca tendré frente a mí, ahora se transformó en mi forma de descargar todo...
Es ahora un Blog totalmente personal, voy a intentar actualizarlo lo más posible, con lo que me venga a la gana en el momento.
Razón descrita, paso al tema del presente: Mi viaje. 
¡Sí, cómo no! Si hace un mes que estamos viajando por esta Hermosísima (con H) Latinoamerica. 
Son esas cosas que te da la vida, y hoy más que nunca le creo a los chinitos, eso del ying y el yang. Para que haya cosas buenísimas tiene que haber cosas malísimas en la vida, y no me quejo eh! Lo acepto, pero trato de concentrarme en lo bueno y es por eso que por el momento voy a utilizar este espacio para contarles lo bien que lo estoy pasando, pero recalco, no me envidien porque por un lado o por otro a este viaje lo pago, lo pagué y lo pagaré.
Es así como el 11 de enero del corriente salí con mi novia Rosita desde Córdoba a embarcarnos en lo que posiblemente sea una de las mayores aventuras de nuestra vida (siendo la vida en sí la mayor de todas.)
Primera parada: Buenos Aires.
Hermosa capital de mi país, moderna, cultural y rebosante de servicios. Nos encontramos con una ciudad que cuenta con un excelente sistema de transporte, dónde el viaje en colectivo cuesta sólo $1,20 y pasan cada 4 minutos. Además se diversifican las opciones con un muy cómodo sistema de subtes y un muy amplio sistema de trenes. Grandes espacios verdes, que teniendo en cuenta la densidad de población, a pesar de verse muy forzados, se aplaude el esfuerzo. La gente se nota que vive muy apurada pero también es delicioso ver como disfrutan de tirarse en cualquier baldosa de pasto que encuentran a penas tienen un minuto libre. Es sinceramente un placer ver cómo la agresividad de la selva de asfalto lleva a la gente a valorar tanto estas pequeñeses. También es un cambio marcado cómo se nota el avance, en cuanto a tecnología usada para el servicio público o infraestructura pública en general que se mantiene medianamente a la vanguardia del mundo contemporáneo, en definitiva, se ve progreso. Se ve una ciudad que se mueve, y una ciudad en la que pasa el tiempo, y se ve cómo en contraste, en Córdoba se estancaron hace, por lo menos cinco o diez años. 


Buenos Aires. Desorden y Progreso.


Por otro lado, y siguiendo esta línea del ying y el yang, se ven algunos edificios públicos, cómo el Cabildo Histórico, lleno de pintadas en aerosol y mucha suciedad en espacios públicos en general, ademas de verse también mucha pobreza. Hay que sólo caminar por las calles o tomarse un tren para ver el impacto de una cruel realidad que mucha, mucha, diría demasiada, gente vive en esa ciudad. Creo que si una persona en un día normal en Buenos Aires, tomándose dos trenes y caminando veinte cuadras, diera 2 pesos a cada indigente que encuentra, no menos de 30 o 40 pesos hubiera gastado en beneficencia (sin hacer juicio sobre quién es realmente el beneficiado). 
Así en líneas generales, dejándonos muy contentos, esta Buenos Aires que no es del Primer Mundo, pero es bonita igual, se fue quedando atrás y con un ferry de muy buen nivel, casi como un avión acuático lleno de hinchas del Nacional de Montevideo que venían de ganarle a Argentinos Jrs., cruzamos desde Tigre hasta Carmelo. Un pueblito que no alcanzamos a conocer porque la gente de la empresa del ferry nos llevó rápido a un colectivo, que tres horas después nos dejaba en la Terminal de Montevideo. 

Monumento a Lavalle. Montevideo cultural.

Ahí ya habíamos encontrado mediante couchsurfing.com un couch en la casa de un tal Alfredo. En la terminal pedimos mapa y con dirección en mano llegamos hasta allá. Después de esperar unos diez o quince minutos creyendo que ibamos a dormir en la calle esa noche, llegó el dueño de casa. En un Renault 12 un pelado de unos cuarenta años que nos venía saludando con una sonrisota desde la esquina. Vivía sólo en un departamento para 6 u 8 personas y había albergado en otro tiempo a 20 surfers, por lo que ya tenía experiencia suficiente como para guiarnos para conocer Montevideo. Esa tarde salimos a aprovechar el tiempo al máximo y fuimos a la Ciudad Vieja, que se encuentra muy cerca del depto. de Alfredo. Ahí nos llevamos la primera impresión de Montevideo, una ciudad hermosa, llena de arquitectura antigua, con mucha vida familiar, y juevnil. Gente que se junta en los espacios públicos y sobre todo gente muy amable. Se ve felicidad y distendimiento por doquier. También se ven mates por doquier, es asombroso ver cómo cada ser humano en esa ciudad lleva debajo de su brazo un mate, sea a dónde sea que vaya. También es muy reconfortante observar que no hay perros de la calle, sino que se ven muchos perros pero todos un una correa y un dueño con mate. 
Al otro día ya descansados y con ganas de comprobar si lo visto el día anterior era sólo un espejismo o una maravillosa realidad, salimos a caminar por la interminable rambla de la ciudad. Nos alejamos por Ciudad Vieja de esa arquitectura parisina que bajo el cielo nublado transporta mi cabeza a Casablanca y nos encaminamos por el lado del Puerto. Fue mi primera experiencia de cerca con un puerto de cargas de ese tamaño y me quedé muy asombrado por el tamaño de esas maquinarias que manejan. Bichos enormes que mueven contenedores y los apilan como si fueran Legos. Del otro lado de la rambla viejos y caseros restaurantes para pescadores y carteles que anuncian el Mercado del Puerto, uno de los puntos turísticos tradicionales de Montevideo. No muy lejos llegamos al Mercado. Un galpón muy bien cuidado y bastante grande, muy similiar al Mercado Norte en Córdoba, pero lleno de gente que nos habla en portugués y en inglés creyendo que llevamos mucha plata y queriendo que nos amontonemos en sus restaurantes llenos de extranjeros que pagaban al rededor de 60 pesos argentinos por una costillita. El lugar se ve muy ameno y la comida realmente tentadora, pero la exageración de los precios nos lleva a huir hacia un lugar dónde se ve todo mas baratito y casero en la carta encontramos que en Uruguay no hay sandwiches, sino milanesas al pan y no la pizza puede ser "sola, con queso o con gustos".  Y después de pedir una rellena de jamón y queso que supuestamente salía 15 pesos argentinos, nos enteramos que se sirve por porciones. Nos morimos de hambre, pero aprendimos mucho. 

Rambla. Postal de un gran pueblo.


Luego seguimos nuestro camino. Podría estar horas describiendo la rambla de Montevideo, pero sólo lo podrán entender si la caminan, como hicimos nosotros de punta a punta. Es un paseo que toma todo el día, caminando, pero vale la pena. Montevideo es una ciudad que no me alcanzan los elogios para describir. Muy limpia, no hay clase baja ni ricos, se ve sólo clase media. Muchos espacios públicos, muy bien cuidados, por la población y por el gobierno. Homenajes a grandes personalidades mundiales, constantemente. Confucio, Gandhi, Bolivar, San Martin, etc. Los niños (como en todo Uruguay) tienen una laptop que les da el colegio, una para cada uno. Y se ven todos los niños en la calle, cada uno va al cole con su computadora personal. Cuentan también con una campaña contra el tabaco excelentemente realizada, dónde hay carteles por todos lados bastante morbosos declarando las consecuencias del tabaquismo, como por ejemplo una garganta sangrando y un cartel que reza "¿Una muerte lenta y dolorosa?", cómo éste ejemplo hay varios y se repiten constantemente en todos lados, incluso en los paquetes de cigarrillos no tienen marcas sino que tienen estos avisos en gran tamaño. No se puede fumar en lugares cerrados y un Marlboro (debido a los impuestos) sale cuatro veces mas que en argentina. Con esta campaña el gobierno logro reducir en cinco años el 20% de muertes por cáncer del pulmón. 
El gobierno maneja además la principal compañía de celulares, la principal compañía de gasolina, la principal marca de Cerveza  y todo el juego de apuestas. Un excelente ejemplo de como un grupo de gente honesta puede llevar a cabo buenas acciones con una estatización profunda y controlada. 
Al otro día a la mañana Alfredo nos llevó a comprar una carpa, porque no habíamos conseguido couch en Punta del Este y luego nos llevo a tomar un colectivo que nos dejó en el peaje mas cercano, para nuestro primer dedo del viaje. Nos bajamos del colectivo y a nuestra derecha un minimercado con un cartel enorme que ponía "Mercado El Mejor Comienzo" buenos augurios para el principio de esta gran aventura.

Libertad.






Maxi "Pampa" Fernández

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