sábado, 24 de diciembre de 2011

La historia de la navidad (Cuento corto)




El frío se le colaba en las entrañas. Las ráfagas de viento eran incesantes chocando contra la infinita oscuridad y generando ese escalofriante ruido en las ramas secas de los arboles que parecían a punto de precipitarse al suelo.
Una tenue luna que, de a ratos se asomaba entre las oscuras nubes dejaba entrever las siluetas espectrales de unos cuantos árboles  alzándose como fantasmas solitarios entre el inmenso desierto de nieve inmaculada.
Remolinos de hielo que danzaban con la ventisca se estrellaban agresivamente contra la carpa coniforme de cuero que se encontraba amarrada a una serie de pesados troncos secos y quemados por el frío.
Dentro, un robusto hombre se acurrucaba sobre un rincón tapándose con una manta marrón y gastada. Tenía los ojos rojos de cansancio y la piel gruesa y seca, curtida con los años. Un gorro le cubría gran parte de la cabeza pero se le escapaban algunos mechones grises, duros por el congelamiento.
Sabía muy bien que debía ponerse en movimiento, cuanto más tardase, más difícil sería poder salir de aquella situación. 
Recordó Ingolstadt, aquella pequeña aldea en su querida Alemania, dónde por ser el más grande de los doce hermanos, había sido el único que había aprendido a leer. A temprana edad la lectura despertó su interés por las ciencias oscuras y el satanismo. Una vida injusta, y dura, llena de lucha, y al final una pequeña ración de pan sobre la mesa. Fue tan sólo un desencadenamiento lógico su definición por aquel pensamiento que lo alejaba de un Dios injusto y lo acercaba cada vez más a un inframundo todopoderoso, más terrenal y dónde podría hallar un poder real con el que vengarse por haber sido destinado a tan miserable vida.
Se incorporó y con su hombro empujó aquel retazo de piel de alce que cubría la carpa. Afuera parecía que el mundo iba a acabarse, el frío era insoportable al punto que sus labios comenzaban a cortarse y sus cejas heladas, estaban blancas e inertes. Todo en aquel lugar parecía muerto, falto de vida, todo menos el viento que lo empujaba con fuerza de un lado a otro como intentando tumbarlo.
Divisó a lo lejos, entre la espesa niebla que creaba la tormenta de nieve en la oscuridad de la noche, una pequeña colina que se alzaba solitaria en medio de la tempestad. Caminó con gran esfuerzo y a paso muy lento, levantando las rodillas hasta la altura del pecho para luego hundir sus piernas por completo en la nieve. Aferrándose a un bastón y descargándole todo el peso de su cansado cuerpo realizaba cada paso conteniendo el aliento y utilizando todas sus fuerzas, como si fuera a ser el último.

Recordó cuando inició aquella travesía. El verano había sido especialmente caluroso aquel año, a pesar de que no podría decir cuántos veranos habían pasado desde que abandonó Ingolstadt aquella tarde. Las praderas se alzaban verdes y la cosecha estaba a lista. El sol brillaba en su punto máximo cuando a lo lejos vieron acercarse a la muerte. Esa tarde se vestía de guerra y acechaba amenazante. En tres o cuatro amaneceres como mucho estarían allí y comprendió que el momento había llegado. Tomó sus libros y unas ropas, las puso en una bolsa y por la noche, sin despedirse de nadie, se largó a caminar. En su cabeza sólo había una idea; Encontrar al Señor de las Tinieblas.
El esfuerzo rindió sus frutos, y él sabía que era el último; se encontraba ahora parado en la entrada de la cueva. Rápidamente se olvidó de aquel viento que lo castigaba con una fuerza sobrenatural y se concentró en aquel portal. Debía ser ese, tenía que ser el lugar indicado, de ser así, se estaba parado ante las mismísimas puertas del Infierno. Durante ese instante, contemplando atónito la belleza de la penumbra, que allí dentro todo se lo devoraba, se tomó un momento para rendir homenaje a todos aquellos que habían desperdiciado sus vidas en vano para poder conocer al Altísimo, que él se aprestaba a encontrar en ese mismo momento. Tantos hombres habían vagado intentando conectarse con Él, tantos habían pactado con Bafomet sin lograr comprenderlo, tantos habían obrado en su nombre sin siquiera saberlo, tantos lo habían buscado por las zonas más calientes del mundo, sin imaginar que Él se burlaba de todos escondiéndose al norte más lejano, dónde el agua asesinaba con su frío y el blanco de la nieve consumía todo ser vivo, alejado de cualquier mirada de Dios, donde, entre los bosques, las brujas le rendían tributo con sus cantos y los bárbaros Sami le entregaban sus ofrendas anuales, donde era Rey y Señor. En las tierras más frías del planeta, el fuego del Infierno se alimentaba en sus entrañas.
Los labios quebrajados comenzaban a dolerle y sentía la presión en sus ojos. Estaba muy cansado y esto se manifestaba en su respiración acelerada y exageradamente fuerte. Los pies le temblaban y las rodillas le quemaban, sólo podía mantenerse parado por aquel bastón que le había servido de sostén durante los últimos años de su vejez. 

Recordó aquellos años viajando de ciudad en ciudad, recorriendo cada rincón buscando la verdad detrás de los libros sagrados que muchas bibliotecas y templos escondían en sus partes más oscuras. Así pasó su juventud y se convirtió en un adulto, sin amigos, sin familia, sólo con un objetivo en su mente, conocer al Maestro de maestros. Quería tenerlo cara a cara y entregarse a Él, darle su vida y ayudarlo en su obra por el resto de la eternidad. Sabía que sólo dedicándose por completo a la tarea de encontrarlo, iba a poder hacerlo realmente. Así entre pistas y acertijos terminó por develar la ubicación. Era tan simple, tan fácil <<Así como es arriba es abajo>> pensó, Satán se había servido de la filosofía hermética para esparcir su influencia en el mundo mediante las sociedades secretas, y era esa misma filosofía la que se aplicaba a su paradero. Así como es al sur es al norte, así como es en el Infierno es en las Tierras Heladas.

 Repentinamente, como si desde el sonido de las ráfagas de viento viniera, un murmullo comenzó a escucharse, parecía provenir de la nada y lo envolvía en un ensueño. Eran palabras ininteligibles, no era ningún idioma que él conociese. El viento giraba a su alrededor en forma de remolino a medida que el rezo se hacía más y más audible. Empezó a sentir una presión en su cabeza que luego se extendió al resto de su cuerpo, quería escapar, no aguantaba más la presión, debía salir de allí. <<Tu alma me pertenece, por los siglos y la eternidad. Tu alma me pertenece, por los siglos y la eternidad.>> Por fin lo comprendió.
-¡Sí Señor! ¡Sí Señor! ¡A ti te pertenece! ¡Sí Señor! –Gritaba el viejo ya sin fuerzas.
El silencio cayó desde el cielo, el viento se detuvo completamente y los murmullos cesaron. Un calor le invadió desde su interior.
-Jamás nadie había llegado hasta aquí, evidentemente debes de ser el elegido. –Una voz estruendosa vino desde la cueva. Y por primera vez escuchó su respiración, como la de un animal, a un ritmo más rápido de lo normal y con la fuerza de un gigante. Pudo oír como sus pasos se acercaban y retumbaban en las paredes de la caverna. Hasta que lo vio.
Su cabeza era la de una cabra, con los ojos negros y oscuros, sus cuernos largos y encorvados, su torso estaba desnudo y se asemejaba al de un hombre musculoso pero desproporcionado con unos pectorales extremadamente grandes. Sus patas también se asemejaban a las de una cabra, peludas y con pezuñas. Medía lo que dos hombres y se apoyaba en un bastón que tomaba con sus mano izquierda que parecía humana, como de un viejo, con uñas largas y un anillo. Era tal y cómo lo había visto en miles de libros, pero a la vez era tan escalofriante como ninguna pesadilla que jamás hubiese tenido. Joulupukki lo llamaban los nativos Sami, significaba Cabra Verde por la connotación maléfica que éste color tenía para ellos.
-Nicholas, te estuve esperando. –Aquellas palabras no salieron de la boca de la Bestia, parecían resonar en la cabeza del viejo cómo si fueran sus propios pensamientos. 

En alguna casa al sur de la Laponia ártica un grupo de niños sentados sobre una alfombra en frente al cobijante fuego de un hogar entonaban cánticos navideños. El olor a guiso de reno se había impregnado en toda la casa, cocinado por la mujer más vieja del linaje, en este caso la madre de los niños, era parte de la tradición para festejar el nacimiento de Jesús de Nazaret. 
La paz se vio interrumpida repentinamente por un fuerte golpe. Los niños asustados se mantuvieron estáticos durante unos segundos, hasta que la mayor de ellos se levantó y se dirigió hacia la puerta. Tenía el pelo rizado y de color dorado y la cara llena de pecas, con su pequeña mano tomó la manija de la puerta e hizo fuerza con el peso de su cuerpo para abrirla hacia afuera. Una ráfaga de viento helado ingresó a la casa y se filtró hasta los huesos de todos los presentes, y apagó el fuego.
Todo ocurrió muy de repente, los niños gritaron en la oscuridad y vieron como la luz de la luna reflejaba una imagen tenebrosa afuera de la puerta, un hombre muy viejo con barba larga y blanca, vestido con pieles de cabra empapadas en sangre que chorreaban dejando un charco rojo debajo de sus pies descalzos.  Velozmente Nicholas tomó un su bastón y golpeó a la niña en la cabeza, ella cayó al suelo dentro de la casa y el viejo le saltó encima y la golpeó ferozmente hasta matarla, una vez que la niña dejó de gritar y zamarrearse el hombre abrió su boca y comenzó a morderla y arrancarle la piel. La sangre saltaba en todas las direcciones y los niños que apenas habían tenido tiempo de reaccionar chillaban desesperados a medida  que se bañaban en la sangre de su hermana. Como una bestia el viejo se paró en cuatro patas y miró a todos lados, olfateando, hasta que su mirada se detuvo en dirección a la madre de los niños, quien gritaba y se acercaba corriendo con una daga en la mano. Con un movimiento muy ágil para un hombre de su edad Nicholas tomó con una mano el cuerpo sin vida de la niña, se lo echó sobre el hombro y corrió hacia afuera.
La escena fue tan rápida que la familia no podía creer lo que acababa de suceder, entre llantos y gritos salieron todos en la dirección que aquel sujeto había tomado. Afuera se encontraron con una situación aún peor; en un pino que había en el jardín de la casa, estaba el cadáver de la niña y todos sus órganos inflados como globos pendían de las ramas del árbol chorreando sangre. La madre se acercó hacia su hija con la mirada perdida y el corazón congelado, la tomó entre sus brazos y la apretó fuerte contra su pecho sin reparar en lo desfigurado e irreconocible que estaba su rostro. Miró hacia sus costados y se encontró con la misma situación en cada casa a la que su vista podía alcanzar, gritos, llantos, padres llorando y muchos pinos con globos de carne colgando.
Esa noche los hombres de la aldea hicieron un pacto con el Diablo, y cada veinticinco de diciembre le entregarían a Nicholas los órganos de una cabra inflados y colgados de un pino, y a cambio Él cuidaría de sus hijos regalándoles salud y prosperidad.

Maxi “Pampa” Fernández

viernes, 23 de septiembre de 2011

Descargo emocional.

Recuerdo que de chico siempre tuve "empleadas" en mi casa, al menos así le llamabamos a mujeres a las cuales mi madre les pagaba para que limpien la casa y nos cuiden, aunque el mayor trabajo que debían soportar era siempre el de convivir en una familia como la nuestra, aunque por supuesto que eso nunca era remunerado como debería, trabajo insalubre.
De cierta forma siempre sentí una inclinación a acercarme a éstas personas con las que convivía todos los días y a quienes el resto de la familia parecía crearles una barrera, nunca entendí, de hecho, muy bien cómo podían ser de la familia pero a la vez no ser. Esas diferencias, no las entendía y quería con todas mis fuerzas que no existieran.

Ya tenía como trecce o catorce años cuando en uno de mis viajes a Pico, mi cuidad natal en la provincia de La Pampa, pedía a mi abuela que me ayude a estudiar. Iba a estar sólo por el fin de semana y el lunes por la mañana tenía una prueba muy importante de Formación Ética y Ciudadana. A pesar de lo esporádico de mis viajes a visitar a mis abuelos, ese fin de semana tuve que estar todo el tiempo estudiando, y si bien en el momento me sentí un poco triste por no poder aprovechar esos momentos de otra manera, con el tiempo esas memorias se convirtieron en algo muy importante en mi vida. El tema que debía estudiar era Perón. Mi abuela Aglae, fue radical de escencia toda su vida y trabajo con el partido hasta sus últimos días. Sin embargo aquellas tardes me habló de Perón y a pesar de su afición partidaria opositora, no pudo evitar tener que enseñar el Estado Justicialista que planteaba Perón y su Justicia Social, recuerdo haber quedado maravillado ante la idea de que el Estado pudiese proveer de tantas cosas al pueblo y así lograr el equilibrio y la igualdad, y si bien eran ideas muy básicas en ese momento, considero que fue el puntapié inicial en algo que se accionó en mi cabeza y nunca lo pude detener. Más allá de las ideas políticas que haya tomado yo más adelante en mi vida, aquel momento me marcó.

Estaba en mi auge "bolchevique" cuando vivía en Bariloche y si bien no entendía bien en ese momento lo que era el comunismo, y nunca había leído a Marx, me declaraba un comunista a muerte, al punto que llegué a crear mi propio partido político en la escuela para un trabajo de alguna materia, no recuerdo bien cual, pero en una clase que nos hicieron parar a todos al frente y le preguntaron a un compañero como se llamaba nuestro grupo el dijo muy orgulloso "Partido Comunista" entonces la profesora sonriendo le preguntó a todo el grupo por qué se llamaba de esa manera y todos con verguenza bajaron la cabeza y me señalaron diciendo al unísono "no se, preguntele a Maxi". En esa época tengo también un recuerdo que me definió mucho, estaba discutiendo con mi mamá en la mesa del living y mientras afuera nevaba y todos iban al Cerro Catedral a esquiar yo con los ojos llenos de lágrimas le planteaba por qué me parecía que el sistema era una "mierda" y cuán vacía me parecía la vida que tendría de seguir el camino que me estaba destinado. "Termino el secundario y ¿Después qué? Voy a la universidad, tengo un trabajo y armo una familia y vivo para comprar cosas y listo, eso es todo. Trabajar muchas horas y ahorrar para alguna vez comprar algo, y ¡Qué difícil es comprar una casa o un auto! Eso no es lo que quiero, quiero cambiar todo." Le decía gritando y casi sollozando a lo que ella muy enojada me respondió unas palabras que nunca me voy a olvidar "Maxi, no podés cambiar el mundo."

Hacía un año que había terminado el secundario y recordaba con anhelo todas las veces que habíamos planeado el "gran viaje a dedo" en algún momento fue Ushuaia, en algún momento fue Jujuy y hasta llegó a ser Porto Alegre, lo cierto es que nunca nos habíamos lanzado más lejos que Cerro Colorado con mi gran amigo de ruta y de vida Emmanuel Reinoso. El verano había llegado y empezaban a irse todos de vacaciones, uno o dos días después de año nuevo, en un barcito con mesas afueras mientras tomabamos algo con mi mamá, comenzamos a hablar de nuestras vacaciones de Las Grutas y en eso estabamos, cuando se me ocurrió plantearle "Con la misma plata que gastarías en mí para un viaje a Las Grutas, yo puedo recorrer mucho más, dame esa plata y me voy hasta el Calafate a dedo". Tres o cuatro días más tarde estaba en Mendoza, cerca de San Rafael esperando por algún alma caritativa que me ayude a hacer aquel dificilísimo tramo de la Ruta 40. Cerca de Esquel me había agarrado la noche en la ruta por lo que me dirigí a una estación de servicio para preguntarle a los viajantes que ahí se detuviesen si alguno sería tan amable de llevarme hasta Bariloche, lamentablemente no logré mi cometido, pero conocí al playero, no recuerdo su nombre, pero si recuerdo su historia; el chico tenía dos años más que yo pero ya estaba casado y tenía dos trabajos de ocho horas cada uno, el de la estación de servicio y el otro recogiendo las bolsas con el camión de la basura. Me contó que gracias a sus dos trabajos ya se había comprado una moto y estaba construyendo él mismo y de a poco su casa. Claramente la imagen de aquel momento se dibuja en mi cabeza, en aquella pequeña cabina con una estufa y un frío polar, el orgullo del chico en sus ojos y la humildad. El cansancio, me dijo, a veces le daba ganas de dejar todo pero las fuerzas y las ganas de salir adelante que tenía en su espíritu permitía que en ese momento se infle el pecho de orgullo y me cuente cómo se ganaba la vida, porque realmente se la ganaba. Cerca de aquella cabinita había una casa y me dijo que la puerta estaba abierta porque el patrón había perdido la llave, esa noche la pasé ahí dentro escuchando cómo los amigos de éste chico tocaban con guitarras y bombos canciones de folklore en el living de aquella casita, y mientras tanto pensaba cuánto me gustaría que las cosas pudieran ser más fáciles para gente como él.

Hoy pienso que soy un raro, que estoy loco, que estoy mal. Tengo ganas de cambiar todo, pero no puedo cambiar nada. Me enojan las cosas que veo mal, pero no hago nada para cambiarlas. Mucha gente se siente muy orgullosa de aportar su granito de arena, pero yo creo que aportar un granito de arena es egoísta, es esperar que por su cuenta todo el mundo comienza a aportar sus propios granos, porque realmente nunca vamos a llenar la playa de otra manera. Creo que el pensamiento de "todo está cambiando de a poco" "yo me uní a XXXXX (agregar la ONG, partido político o asociación que le plazca) y estamos ayudando a todo un barrio" "con mi XXXXX le fuimos a llevar comida a los chicos de una escuelita rural", considero esos pensamientos como egoístas porque creo que llenan su necesidad personal de hacer algo y realmente ayudar a unos cuantos niños, familias, bosques o ballenas, pero realmente eso no cambia nada porque se estan reproduciendo por millares los niños desnutridos, las familias destruidas, los bosques talados y las ballenas asesinadas. Y no critíco, ni digo que está mal que sacien su sed de movilizarse por algo, sólo creo que el sistema actual produce eso. El sistema crea la enfermedad y para los que se den cuenta de que esta enfermedad existe, el sistema crea el placebo, así un tipo sentado en el sillón de su casa tomando un vino ve programas como "La Liga" dónde muestras como niños se mueren de hambre, el programa termina y el tipo apaga el televisor y se queda con la sensación de lástima y se siente parte de la realidad del niño, pero se va a dormir y al otro día su vida sigue normalmente. Sació su necesidad de cooperación con la sociedad, pero realmente no hizo nada. 

Me dicen que Finlandia es un país que demuestra que el capitalismo, cuando sabe como emplearse, puede funcionar perfectamente. MIERDA digo yo, yo creo que Finlandia y todos los países de Europa tienen lo que les falta al resto del mundo. Si yo quiero venir a trabajar acá me ponen diezmil trabas y a la vez tengo que escuchar como sienten tanta lástima de la pobreza que hay en todos los países tercermundistas, les encanta opinar lo que la televisión les dice que opinen. Pero si a un finlandés se le ocurre poner Botnia en Uruguay o Nokia en Ushuaia nosotros les damos mano de obra y encima barata. Esa es la globalización de mierda en la que vivimos. Finlandia junto al resto de los países de Europa se apoyaron entre sí para crecer mientras las raíces de sus emprezas langostas iban comiendose países tercermundistas y generando sus excelente estilos de vida gracias a la mano de obra barata y las consumisiones de los países que ellos insisten en llamar "en vías de desarrollo". ¿Y los países europeos qué? ¿Están desarrollados? Un país desarrollado está terminado o completo, es decir ya no puede seguir creciendo ni desarrollándose. Mmmmm.
También resulta que les dan permisos de estadía a "refugiados" de las guerras de Iraq y Afganistán, no entiendo ¿Cómo es eso? Voy y te destruyo tu casa, pero no te preocupes, podes venir a vivir a la mía que es mejor y más cómoda. MIERDA digo yo, yo quiero vivir en dónde a mí se me ocurra, la Tierra es grande y rica y ningún ser humano puede decidir dónde voy a vivir o dónde puedo o no quedarme. 

Yo si puedo quedarme acá. Y sí, acá es todo muy fácil. Y sí probablemente vaya a conseguir un trabajo. Y si tengo la posibilidad de tener una "gran vida" y "crecer". Pero, ¿A costa de qué?
Quizas si esté muy loco, o sea un pendejo que no entiende nada de la vida, pero me cae para el culo la facilidad que tienen para acceder a cualquier bien de consumo por lo que gastan muchísimo dinero (que para ellos no lo es) mientras en Argentina (y en todos los países tercermundistas) hay que romperse el orto para ganarse las cosas y NO digo que esté mal trabajar duro NI digo que esté mal que aquí tengan las cosas fácil, sólo que realmente me gustaría que TODOS tengan que trabajar duro y TODOS puedan tener acceso a todo. 

Imagino un mundo dónde la televisión sea para un entretenimiento sano e informativo. Imagino un mundo dónde cualquier país de Africa, Asia o Sudamérica pueda tener al total de sus niños en escuelas de primera tecnología. Imagino un mundo dónde viajar de una punta a la otra, sea fácil, barato y rápido. Imagino un mundo dónde cualquier persona en cualquier parte del planeta pueda tener acceso a las últimas cosas de moda, pero que eso no sea lo importante, sino las metas de su vida sean lo que se lleven el cien por ciento de su líbido. Imagino un mundo dónde las musulmanas y las gordas sean hermosas y no se juzgue por el modelo "Barbie". Imagino un mundo dónde el cuidado de la Madre Tierra sea fundamental y trascendental en la vida de sus habitantes. Imagino un mundo sin guerras. Imagino un mundo dónde los problemas sean cosas cotidianas y pequeñas. Creo que es posible, los recursos están sólo hay que distribuirlos. Por las buenas o por las malas.

Como dijo alguna vez un Subcomandante amigo "Para todos, todo"




Maxi "Pampa" Fernández

martes, 20 de septiembre de 2011

Fondue a la finlandesa.


Hace unos días fuimos a una feria finlandesa. Ellos le llaman "mercado de las pulgas" pero es algo más similar a La Salada de Buenos Aires, salvando los tamaños por supuesto y con la segunda diferencia marcada que es el hecho de que en ésta feria los puesteros son gente que alquila por un día y van a vender sus cosas. 
Se puede encontrar en gran mayoría ropas por demás desagradables, y en general muy antiguas, pero también todo tipo de otras cosas, desde celulares de los 90s hasta camisetas truchas del Nápoli con el nombre de Maradona. 
Los precios son realmente un chiste, ya que lo que más busca esta gente es deshacerse de esas cosas otorgándolas a alguien que las vaya a usar y esté dispuesto a pagar un precio simbólico por ellas. Tanto es así que husmeando por allí encontré un caquelón de fondue completo, como nuevo por tres euros.
Ante el asombro de la familia de Rosa por este extraño artefacto que había conseguido a un precio de regalo, les propuse que lo probáramos ese mismo viernes, y así me encaminaba en una de mis más osadas cruzadas en terrenos desconocidos.

En la zona de los Alpes al norte de Suiza, en los macizos montañosos de Jura, nació la Fondue hace más de trescientos años, cuando los pastores en las temporadas de invierno intentaban calentar viejos pedazos de quesos duros y los fundían en unas vasijas llamadas caquelón. Así, a través de la historia distintos maestros de la cocina hicieron referencias a la Fondue en sus libros. Hoy por hoy es una comida que se puso de moda sobre todo en reuniones sociales, ya que el contexto en el que se desarrolla, invita a una charla con un buen vino y algún disco de soul.



El primer paso para la preparación de la Fondue, es curar la cacerola. Para esto vamos a colocar un diente de ajo picado y uno entero con suficiente agua y dejar hervir por al menos diez minutos, luego tirar todo y frotar un nuevo ajo por toda la superficie. 

Al tiempo que dejamos que hierva el agua es recomendable preparar los acompañantes que pensemos utilizar, por ejemplo, cubitos de pan baguette, pechugas de pollo en trocitos, cubitos de jamón, salchichitas o albóndigas. 



Una vez que tenemos todo preparado vamos a rallar los quesos, con un rallador normal y los recomendables son emmenthal, gruyere y roquefort (aunque éste último recomiendo colocarlo en trozos completos una vez que los primeros estén fundidos).



Colocamos una copa y media de vino blanco en la cacerola a fuego medio y exprimimos medio limón. Esperamos unos minutos y colocamos los quesos rayados, mientras se funden movemos un cucharón haciendo amplios 8 para evitar que se forme una pelota de queso. Cuando se haya formado una maza homogénea y fundida, colocar los trozos de roquefort y mover hasta que se fundan nuevamente. Es muy importante no dejar de mover nunca.

Cuando los líquidos expulsados por los quesos se hayan desprendido y parezca que nuestra Fondue se ha cortado, hay que colocar un vasito de maicena disuelta en coñac. 

Al punto que veamos que tiene la consistencia adecuada, colocar pimienta a gusto y dos cucharadas de te cargadas de curry. 

Para finalizar colocar la salsa en el caquelón y encender el calentador. Regular cada vez que el queso comience a endurecerse, y disfrutar de este manjar con amigos o familia.


Recomiendo de fondo el disco “From Manhattan to Midnight in Paris”, una compilación de música sacada de las películas de Woody Allen.






Maxi "Pampa" Fernández



sábado, 10 de septiembre de 2011

Un pequeño ejemplo de la Matrix

Hace un par de semanas comencé a escribir una columna semanal para el diario MaracóDigital de La Pampa, por ésta razón tengo un poco abandonado WK, sin embargo, durante los últimos días me estuvo picando el bichito de volver al ruedo como en el comienzo, y convertir nuevamente a WonderlustKing en ese Blog que nadie veía y a nadie le interesaba, pero a mí me servía mucho y me liberaba.

Teniendo en cuenta los hechos que acontecen actualmente, me voy a remitir en esta ocasión a un tema que por esa paradoja mediática que confunde lo apocalíptico con lo efímero, la semana pasada fue tapa de todos los diarios y esta semana no se dijo nada: Gadafi. (o Khadafi, o como quieran, la Real Academia dice que es Gadafi, asique así le voy a decir yo.)

Tengo la necesidad de expresar mi opinión a través de éste medio. ¿Cuántos saben lo que realmente está sucediendo en Libia? Es que suena tan lejano, como todo Medio-Oriente, como todo África, como todo lo que no nos toca, y es que a ésta vida nos tienen acostumbrados, una vida cómoda, dónde pelear por el pan de cada día es todo a lo que podemos aspirar y lo que pasa al otro lado del mundo es tan ajeno que realmente no importa. Pero, ¿Y si nos sucediera a nosotros? ¿Si por razones del azar o el destino hubiéramos nacido en Libia? ¿Qué posición tomaríamos entonces?

Amigos son los amigos.

A decir verdad, no tengo una posición clara al respecto, o quizás si tengo una posición clara, lo que no implica que tenga un bando elegido, sólo el bando de la verdad, una de mis citas favoritas es "Conocerás la verdad y la verdad te hará libre" que muy irónicamente se encuentra en la Biblia (J.8-32) y en una placa de mármol en la entrada de la sede central de la CIA. De eso se trata en gran parte mi Blog, de contar la verdad, al menos mi verdad, la que de una forma u otra puedo argumentar.

No es ninguna sorpresa (faltando un par de días para el décimo aniversario de una de las mayores farsas de la historia) que hay un grupo de empresarios, líderes monopólicos, elite o como los quieran llamar, que sin atender a gobiernos, constituciones, Derechos o causas, manejan los medios a su antojo y son dueños, la mayoría de las veces, de ambos lados de las noticias para así siempre tener el caballo ganador. 

Así, como ya todos sabemos, inventaron la excusa del "uranio enriquecido" de Saddam para la masacre de Irak (y su consecuente combustible fósil) e inventaron un Bin Laden eterno para la plantación de Opio en Afganistán. 
Esta vez, lo curioso fue un cambio de papeles. Históricamente (o al menos durante el S.XX) Estados Unidos creó una imágen mundial de orden y ultra-derecha, dónde lo correcto siempre fue ser conservador y matar a los "zurdos", "guerrilleros" o "rebeldes". Con el Siglo XXI, vino la comunicación masiva por Internet y las redes sociales, y la posibilidad de que grupos anti-imperialistas reales, utilizaran estos medios para organizar revueltas espontáneas y hacer tambalear la plena seguridad que parecen tener los altos grupos de elite sobre el control total de lo que pueda suceder en sociedades de cualquier punto del planeta.
De ésta manera y como ya nos tienen acostumbrados éstos sagaces grupos, tomaron control total de la situación, y pasaron a manipular el medio por el cual podía filtrarse cualquier cosa que no estuviese planeada de antemano. 
Así comenzaron las revueltas en Túnez, Siria, Egipto y Libia. 
Hasta acá supongamos que está todo bien y es normal que los pueblos se levanten, más si tenemos en cuenta las "aberrantes" condiciones en que nos dicen que supuestamente estaban aquellos gobiernos. Pero algo más sucedió. Algo que hizo que una de éstas revueltas tomara especial repercusión en los medios mundiales, y es que al Tío Sam, una vez más, se le ocurrió meter la cola.
Ya sabemos por experiencia de años de historia, que cuando esta potencia se mete es porque algo está tramando detrás, y en éste caso, nos encontramos con una red mundial de medios de comunicación hablando de "rebeldes" e "insurgentes" como los buenos de la película y no sólo eso, sino que la OTAN ahora ayuda a los guerrilleros en su cruzada contra el tirano Gadafi. 
Aquí quiero aclarar el punto de que no estoy a favor de Gadafi, pero tampoco estoy en contra, tan sólo creo que cada país tiene derecho a tener sus propios procesos, revoluciones o lo que sea que acontezca en determinado periodo histórico, lo que implica que un segundo o hasta un tercer país decidiendo que un gobernador ya no es más legítimo y enviando tropas para derrocarlo es una ruptura completa al contrato social que yo considero que existe en cuanto a leyes globales y que dice que para invadir un país y matar gente dentro de sus fronteras el hecho de "ayudarlo" no es una razón válida y eso nos lleva a que ya ni contratos sociales tácitos tenemos, es decir, vivimos en la ley de la selva, acá cada uno hace lo que quiere y los más poderosos son lo que tienen derecho de decidir sobre lo que ellos pueden o no hacer y lo que el resto del mundo, puede o no hacer.
En serio, ¿Está bien vivir pensando en la salida del sábado, en Bailando por un Sueño, en qué ropa me voy a comprar o qué le dijo Tinelli a Susana Giménez? Esa es exactamente la forma en que quieren que vivamos, y 1984 cada vez se me hace más real. Estamos dormidos, pensando en pelotudeces sin ninguna importancia mientras la plaga de langostas se va comiendo países en zonas tan lejanas que "no tiene por qué importarnos".

Y hacemos exactamente lo que ellos quieren que hagamos.

Y creemos exactamente lo que ellos quieren que creamos.
Sino miremos éstos vídeos dónde nos mienten y nos demuestran cómo vivimos en un mundo de fantasía.



El siguiente es realmente alarmante, nos muestran una supuesta multitudinaria celebración de los "rebeldes" ¡¡Pero todos tienen banderas de la India!!



Nuevamente, no busco declararme a favor o en contra de ningún bando, pero si tenemos en cuenta que ningún canal en todo el mundo Occidental cubrió éste evento, podemos ver cuán estrechas son las relaciones entre los principales medios de comunicación y los grupos de elite que manejan los gobiernos:


De todas formas éste manejos de los medios no es nada nuevo y podría citar infinidad de ejemplos pero para no extenderme en monotonías sólo voy a mostrar un vídeo de una imágen que recorrió el mundo y que de seguro ya todos deben conocer, la diferencia es que ésta vez, a ese vídeo le vamos a sacar un poco de zoom y vamos a aclarar las cosas... ¿Se acuerdan?


Bueno creo que el punto quedo en claro, ahora seguímos.

Hay dos ítems fundamentales en la invasión de la OTAN a Libia que no fueron tratados como deberían por los medios, y esos puntos son el hecho de que la campaña de Sarkozy estuvo totalmente financiada con dinero Libio y como Sarkozy no quiso devolverlo, Gadafi le bajó un par de contratos petroleros inminentes.  Por otro lado, después de que los "rebeldes" tomaran el control salieron a la luz los tratados por los cuales el 35% del petróleo extraído en Libia una vez que el Consejo Nacional de Transición estuviese en el poder serían destinados para la empresa francesa Total, de la cual testaferros de Sarkozy son grandes accionistas.

Una versión un poco más "photoshopeada" de ésto se filtro en el diario cordobés La Voz. http://www.lavoz.com.ar/noticias/mundo/rebeldes-cederian-35-crudo-libio-franceses

Y no estoy hablando de conspiraciones ni teorías masónicas o del Nuevo Orden Mundial, no señor, estoy tratando un tema mucho más terrenal, y en éste caso elegí a Gadafi como podría haber elegido cualquier otro tema en el mundo, porque lo central, y que no debe escaparse, es la forma de vida que tenemos pero sobre todo, la que podríamos tener. Vivimos en un mundo de mentiras, dónde estamos cien por ciento controlados, no podemos respirar, no podemos movernos, no podemos pensar, sin estar haciendo lo que otros quieren que nosotros hagamos. La libertad es una mentira. Los Derechos Humanos son una mentira. La ONU es una mentira. La televisión es una mentira. Vivimos en la Matrix, donde nada es real y está todo controlado. Hoy traje dos píldoras una azul y otra roja... ustedes deciden.



Maxi "Pampa" Fernández



jueves, 25 de agosto de 2011

Asia.


La lluvia golpeaba fuertemente contra el enorme ventanal. La penumbra reinaba esa noche sobre el salón principal del antiguo apartamento. Románticas columnas con ribetes griegos y rústicos muebles de madera barnizada se antojaban espectrales ante el resplandor fugaz de los relámpagos.
Lejos, en el pasillo se observaba un haz de luz que se colaba por el marco de una puerta entrecerrada, detrás se encontraba Asia.
Una enorme cama matrimonial estilo medieval, de madera de roble con acabados en cobre y cortinas de seda china, era la estrella principal de la enorme habitación, debajo de ésta, se extendía una interminable alfombra de bordados alemanes que inundaba gran parte del suelo y llegaba hasta unos tacones de aguja de veinte centímetros que servían de base al par de zapatos de piel de serpiente traídos especialmente de Brasil para ésta noche, sería una ocasión especial. 
Encima de los tacos y a través de una media de seda fina de la India se divisaban unas esculpidas piernas morenas, que, con endereza se erguían sensuales y se dejaban seguir por el camino ondulado de la pantorrilla hasta las rodillas, donde comenzaba el vestido con una cola en punta, de color rojo, hecho a medida con tela de cachemira paquistaní que marcaba perfectamente una figura femenina de curvas rebosantes y una cintura fina de pasarela. El arrojo de picardía entre tanta elegancia se dejaba ver en las cintas de alpaca argentina que adornaban un escote por demás insinuante y un tajo que iba desde la cintura hasta el infinito. 
El camino que marcaba una pequeña gema de Sierra Leona seguía a través de una cadena de oro que en contraste con la piel morocha eran la guía ideal hasta las líneas de la quijada, perfectamente delineadas daban forma a un  perfil fino y atrevido a la vez. Ojos marrones claros, en forma de avellana centelleaban entre la suave piel oscura y se mostraban inocentes ante los carnosos labios que Asia acababa de colorear de rojo bordó, salvaje y aniñada en su expresión. Más temprano había alisado su pelo y ahora se veía el doble de largo, llegando sugestivamente hasta su cintura. 
De pequeña siempre supo lo que quiso, y estaba segura de que contaba con las herramientas para lograrlo. Sabía lo que provocaba en los hombres y había usado la fogosidad de su voluptuoso cuerpo, junto a su ingenio para llegar a dónde hoy estaba. Había atravesado medio mundo. Ahora se encontraba tan cerca que podía sentirlo, tenía a su alrededor la gloria y la fama. Vivía con ello, convivía con ello. El glamour era ahora algo cotidiano y por fin podía sentir que tocaba el cielo. Con sus delicadas manos tomó el Chanel n°5 y lo espolvoreó sobre su cuello. En frente, el espejo le devolvía la imagen de la mujer que siempre quiso ser, segura, exitosa, sensual y glamorosa. Unos lentes Dolce & Gabanna y una mueca al espejo. Media vuelta de cadera y comenzó a desfilar sola, en la habitación disfrutando el éxito.
Un golpe estruendoso inundó el departamento. Pasos apresurados se acercaban a la habitación y Asia se puso nerviosa, tan nerviosa que no pudo reaccionar y se quedo inmóvil, con los brazos y las piernas entumecidos, sin poder gesticular acción.
Rápidamente la puerta se abrió con violencia de un golpe y del otro lado había un hombre, con pelo largo, enrulado y dorado. Ojos celestes muy profundos y rasgos hermosos y finos. Una altura que llegaba casi al nivel de la puerta. Vestía un saco de cuero negro y unos jeans gastados. Botas tejanas y llevaba un aro de argolla en la oreja izquierda.
-¡Asia! ¿¡Cuántas veces te dije que no me tocaras mi ropa?! – Gritó enojado, como poseído ante la atónita mirada de la joven. –¡Te pago para que limpies! ¡La casa está llena de polvo y la señorita aquí jugando ser una persona! ¡Pero qué digo! ¡Ni una persona! ¡Eres un animal negra de mierda! ¡Te vas a volver a tu país! ¡Por algo naciste allí y ahí es dónde te deberías haber quedado! –El hombre que en su hablar demostraba que estaba ebrio se acercó a grandes zancadas hacia Asia y la golpeó hasta matarla. 
En el suelo la sangre se confundía con el rojo incandescente del vestido y otro sueño se perdía para siempre en manos de la necedad humana.




Maxi "Pampa" Fernández